martes, 14 de abril de 2015

EL IMPERIO ANGLOAMERICANO QUIERE DERROCAR AL PRESIDENTE






EL IMPERIO ANGLOAMERICANO QUIERE DERROCAR AL PRESIDENTE

Leonardo Espitia Jordán

La agresión imperial de "Cambio de Régimen" que golpea ahora mismo a México con enorme brutalidad; la comandan los mismos intereses imperiales que orquestaron la intervención de “Cambio de Régimen” que hundió a Irak, Libia y Siria,  en una oscura era de piedra.

El imperio Angloamericano por ningún motivo va a permitir que la relación que impulsa  el Presidente Enrique Peña Nieto con China, le ofrezca la oportunidad a México de ser una nación industrial moderna y en consecuencia;  jamás va a permitir que México a través de ésta nueva relación con el gigante asiático se incorpore al esfuerzo de las naciones BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en la fundación de un Nuevo Orden Económico Mundial.

Contra todo lo que se ventila en los bebederos de guerra psicológica, el gobierno de  Enrique Peña Nieto no ha gozado de la simpatía de Wall Street, Londres y Washington; su firme postura en contra de la legalización de las drogas y su negativa a destruir la Institución Presidencial (la madre de todas las reformas imperiales),  para abrirle el paso al  gobierno parlamentario de corte británico, son motivos suficientes para enemistarse  con los dueños de Barack Obama

¿Y qué con la Reforma Energética?  Con esta interrogante, aparentemente se echa por tierra lo escrito en el párrafo anterior y se confirma que el Gobierno de Enrique Peña Nieto sigue al pie de la letra lo que ordena Washington.

Es importante traer a colación este asunto, porque es aquí donde se refleja dramáticamente las presiones y la desesperación a la vez de los corruptisimos y genocidas amos del moribundo sistema financiero global, por no obtener del gobierno mexicano su deseo clave. Solo hay que retroceder en el tiempo y recordar que en la pasada campaña presidencial, antes de que Enrique Peña Nieto abrazara las Reformas como lema de campaña, fue blanco de una furiosa ofensiva con sabotajes crecientes en violencia en sus actos de proselitismo, amenazas reiteradas de muerte; ridiculización y minimización de su figura en una intensa campaña mediática. Hasta llego a circular la versión de que era necesario “un cambio de candidato”. Ésta incisiva campaña finalmente hizo mella y provocó un reacomodo en el equipo original de campaña y la adopción de las reformas como bandera electoral.

Una vez finalizada la campaña electoral, y definido el resultado electoral en donde Enrique Peña Nieto resulta ganador. A unas cuantas semanas de haber asumido la Presidencia de la República, poderosas explosiones provocaron severos daños en el complejo administrativo de PEMEX; siniestro suceso que el periódico británico Financial Times califico como el punto de partida para un inexorable cambio en la política petrolera de México.

El gobierno de Peña Nieto recién llegaba se encontró con una institucionalidad debilitada y con poderosas entidades oligárquicas dominando regiones y renglones enteros del país y la economía. Ir de frente en contra de las exigencias del imperio significaba el suicidio, el infierno estaba a la vuelta de la esquina: la tormenta financiera y la activación de la estructura sinarquista patrimonio imperial, tenían todo para barrer con el nuevo gobierno.


El gobierno federal absorbió el golpe, gano tiempo y desde el mismo momento que presentó su proyecto de Reforma Energética, provocó el inmediato rechazo del imperio, que a través de sus voceros: The Wall Street Journal, The Economist, The Financial Times, etc., y arietes como el IMCO en México, calificaron el proyecto de Reforma como un timo. El gobierno prometía importantes concesiones pero no cedía el principio de propiedad y rectoría del Estado sobre el petróleo, PEMEX y la política petrolera. Finalmente en la aprobación de las leyes secundarias de la Reforma no hubo cambio en este punto, de lo cual el periódico británico The Economist se quejó amargamente. La única garantía que existe para conservar la soberanía sobre el petróleo y recuperar lo cedido es con el fortalecimiento institucional del país sobre la base de una Institución Presidencial constitucional fuerte. Para colmo de los poderes imperiales, el resto de las Reformas más importantes aprobadas, tienen la dedicatoria a las sucursales del imperio ubicadas en México, representadas en las poderosas entidades regenteadas por los “oligarcas mexicanos”.

La relación soberana que el Gobierno mexicano ésta estableciendo con China, tiene todo el potencial para cambiar la característica oligárquica que se enseñorea sobre el país y contiene la base para cambiar la asfixiante política fondomonetarista de cero crecimiento.

El tren de alta velocidad México - Querétaro es un verdadero símbolo de la nueva característica del México industrial moderno.  Tren que sigue vigente pese a las presiones del sicariato sinarquista para cancelarlo. Proyecto que rompe con la imbecilidad económica de cero crecimiento a la que hemos estado sometidos los últimos treinta años y que solo es posible realizar en la esfera de la economía China y las naciones BRICS.

En Los Pinos hay la convicción de que la actual relación soberana que existe entre  México y China,  está inscrita en un Nuevo Orden Internacional, como claramente lo expresó el Presidente Peña Nieto, en el discurso que pronunció en la recepción de bienvenida al Presidente Xi Jinping y su Comitiva, en la visita de Estado que el mandatario chino realizó en México en junio de 2013.

Los ciudadanos mexicanos no podemos ser actores de segunda que siguen como autómatas el guion escrito por el corruptisimo y genocida imperio angloamericano, en un momento decisivo como el actual. Ya escupimos en la figura del Presidente José López Portillo siguiendo el guion que en su momento los corruptisimos y homicidas amos del podrido sistema financiero global elaboraron;  con esa patética actuación le negamos la nación industrial moderna que las generaciones actuales merecían.

Está en nosotros heredarle a las generaciones venideras las bendiciones de una nación industrial moderna y un Nuevo Orden Económico Mundial y no la esclavitud del oligarquismo  en todas sus formas malvadas de dominio, empezando por la legalización de las drogas.

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