miércoles, 21 de agosto de 2013

El fraude de "La hora del planeta" de la WWF Publicado en WWF por IHateYou en marzo 30, 2009






El fraude de "La hora del planeta" de la WWF

Publicado en WWF por IHateYou en marzo 30, 2009
En estos días se realizó una patética actividad a nivel mundial, llamada “la hora del planeta”. Durante una hora se pretendía que no solo se apagaran las luces emblemáticas de los monumentos de las principales ciudades del mundo, sino que también los ciudadanos de a pie se mortificaran a sí mismos, apagando las luces de sus propias viviendas. Supuestamente todo con el objetivo de “concienciar” al mundo acerca de los peligros del coco climático y de realizar un ahorro de energía.
Bien, primero que todo, a no ser que las electrificadoras, hidroeléctricas y demás pararan su producción sospecho que el ahorro en realidad es nulo, ya que la energía no se produce en las tomas de corriente de las casas. Ahora, respecto a la loable intención de crear conciencia: ¿es en realidad algo tan loable y necesario?
Supongamos que el cambio climático existe: ¿que tiene de malo algo más de calor en la tierra, acaso el clima de la tierra no ha sido algo sumamente cambiante a lo largo de la historia geológica del planeta? Está pretensión globalista de fijar una temperatura ideal de la tierra es tan arbitraria como sospechosamente más parecida a un dogma de fe que a una verdadera ciencia. ¿Cual es entonces la temperatura global que debería tener el planeta tierra y quién la debe fijar? El clima es cambiante por su misma definición como lo sabe cualquier metereólogo; en estás políticas del absurdo, tan solo falta crear un meridiano temporal imaginario y afirmar por ejemplo, que el clima ideal es el correspondiente al año 1759 en la city de Londres a la hora del té. Insisto, calentamiento global parece más unslogan del Vaticano para alertar a sus fieles sobre el peligro del infierno que cualquier otra cosa.
Ahora, ¿en verdad existe? Es obvio que sí, que el clima cambia. Bueno, ¿Es tan determinante como se dice la actividad humana? Se debe decir entonces, antes que nada, que tal vez tenemos poco tiempo recolectando datos y lo que observamos puede que haga parte de un ciclo mayor debido a las fluctuaciones del sol, de nuestra órbita o de las variaciones del eje de la tierra. Quizás la actividad volcánica es más importante que los gases invernadero de la sociedad industrial. Empero, saber que los datos de las conferencias acerca del cambio climático han sidomanipuladas, no da ninguna confianza sobre este asunto. Y de todas formas un poco de calor no puede ser tan malo (¡basta ya!, ¡que Manhattan no se va a hundir bajo las aguas en cien años ni los polos se van a derretir permanentemente!)
¿Entonces por que esa paranoia global y ganas de concienciación? Si se trata de proteger el medio ambiente no tiene sentido culpar al calentamiento, ya que este es una consecuencia no la causa de los problemas ambientales. Hay situaciones más inmediatas, urgentes y nocivas para el ser humano, como la contaminación de los ríos y las costas. ¿Se trata de implantar la ecuación: menos uso de energía, menos culpabilidad ecológica, en la mente de las masas (no en vano ya hasta el Papa promulgo a sus fieles, los pecados capitales ecológicos)? Si es así, ¿porque a las masas, porque no a los millonarios que seguramente gastan más energía en un día de sus acaudaladas vidas que lo que usted y yo, simples mortales, en un año entero? y aquí hay que mencionar que la peculiar iniciativa del “día de la tierra” no viene de los gobiernos ni de la ONU, sino de una organización privada tan poderosa que puede jactarse de organizar un evento a nivel gobal, la sigilosa WWF. La WWF (fondo para la vida silvestre) es la fundación del Príncipe Felipe Mountbatten, Duque de Edimburgo, más conocido por ser el marido de Elizabeth II, Reina de Inglaterra, miembro prominente de una de las familias más ricas sobre la tierra, y cuya riqueza es incalculable, ya que posee aún constitucionalmente los bienes enteros de todo el imperio británico y sus colonias, además de sus propios súbditos (!).
La fundación sin duda debe de ser un negocio redondo para la familia real, que además de otorgarle sustanciales reducciones de impuestos, y de administrar millones de dolares en donaciones, les proporciona un medio para intervenir en los asuntos internos de sus ex-colonias del tercer mundo, aquellos países pobres, con tanta vida silvestre y sobre todo, tantos recursos naturales, que hay que salvaguardar “en nombre de la humanidad” para las generaciones futuras… y sin duda por generaciones futuras entiéndase, príncipes y duquecitos
El WWF (¿World Wide Fraud?)
Lord Panda, ¿porque no te mueres?
Fondo Para la Vida Silvestre: es una organización fundada por el mencionado Felipe, Duque de Edimburgo, en 1961 y con la declarada intención de proteger a las especies de animales en vías de extinción, y a la creación de parques nacionales y reservas de vida silvestre. Curiosamente, el Príncipe Felipe decidió fundar esta organización pocos meses después de haber participado ­ invitado por el Rajá de Jaipur en una expedición de caza de tigres de Bengala y de haber matado a una rinoceronte hembra, dejando que su cría escapase hacia una segura muerte por inanición. Como este hecho había provocado un escándalo periodístico de magnitud, Felipe nombró como presidente del WWF a su primo hermano, el Príncipe Bernardo de Holanda, porque además ­ como declaró Sir Peter Scott, uno de los fundadores del WWF, «Cuando iniciamos al WWF, un presidente inglés se hubiese visto demasiado colonialista»(Leer más)
Si usted sigue siendo tan sumamente ingenuo para creer que la familia real solo busca el bienestar del planeta tierra, bueno está en su derecho. Pero créalo, la WWF en ninguna parte menciona nada acerca de preservar el planeta “para los seres humanos”, sino para la “vida silvestre” (bueno, tarea que en realidad tampoco cumple, pero que usa de fachada)… el mundo ideal para ellos sería un parque natural del tamaño de la tierra bajo la administración de los más ricos, en la que por supuesto estaría prohibido atentar contra la vida “silvestre” cazando, pescando o incluso cultivando, so pena de ser baleado por los grupos paramilitares de “defensa de los gorilas o los pandas” (como sucede ya a diario en Ruanda o Zimbabwe).
Claro que incluso en un mundo tal, el príncipe Felipe no tendría inconveniente alguno para salir de safari y conseguir otras piezas para su colección de caza… Oh, ¡la impune hipocresía de los super-ricos!

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