miércoles, 21 de agosto de 2013

LaRouche responde a la pregunta de los promotores del PLHINO en México, en la videoconferencia del viernes 16 de agosto del 2013


EIR
RESUMEN EJECUTIVO
Executive Intelligence Review


Boletín de prensa
De circulación inmediata

LaRouche responde a la pregunta de los promotores del PLHINO en México, en la videoconferencia del viernes 16 de agosto del 2013


20 de agosto de 2013 (EIRNS) – Durante la videoconferencia de LaRouchePAC del viernes 16, que se transmite por el portal www.espanol.larouchepac.com (la cual está disponible con traducción al español), el presentador Jason Ross, transmitió el siguiente mensaje con las siguientes palabras: Permíteme hacer esta última pregunta para la noche. Esta pregunta viene de nuestros vecinos al sur, es de Alberto Vizcarra, un viejo colaborador nuestro y dirigente del movimiento pro PLHINO en Sonora, México. Dice lo siguiente:
Estimado señor LaRouche:
Viejos amigos tuyos, junto con los productores agrícolas, empresarios y ciudadanos del Sur de Sonora, que por años hemos luchado por los grandes proyectos de gestión de más agua para México, como el PLHINO (Plan Hidráulico del Noroeste) y otros, enfrentamos ahora una batalla coyunturalmente estratégica, pues nos enfrentamos directamente a los intereses financieros que por medio del Fondo Mundial para la Defensa de la Vida Silvestre, han tomado en gran medida el control de la política hídrica de México, y pretenden, usando a un delincuente que ahora ocupa la gubernatura del estado, desviar las aguas del Río Yaqui para utilizarlas en negocios especulativos, amenazando con ello la existencia del Valle del Yaqui y de la Tribu Yaqui.
El alegato es que el agua debe de estar donde produzca más dinero, y consideran que utilizarla en la agricultura representa un desperdicio.
Se pensó que con el nuevo gobierno de Peña Nieto, estas políticas cambiarían, pero hasta el momento no ha sido así. Quieren destruir a la región que llegamos a presumir como el granero de México y cuna de la Revolución Verde, la región emblemática de una política orientada a la autosuficiencia alimentaria.
¿Qué le recomiendas al presidente mexicano ante esta situación?
LAROUCHE: Bueno, este es un problema que está realmente ligado muy estrechamente a Estados Unidos, porque Canadá y la parte norte de México en particular, son una parte integral del territorio que se tiene que unir para hacer frente a los problemas mutuos de las tres naciones. Canadá tiene una gran cantidad de agua a su disposición, por ejemplo, pero le faltan otras cosas. México tiene una escasez de agua, una gran escasez de agua en las partes norteñas, pero tienen otras cosas. Así que por lo tanto, obviamente, lo prioritario en México es el desarrollo hidráulico: Es una cuestión decisiva. Necesitamos desarrollo hidráulico, desarrollo de los recursos hidráulicos, en particular en la parte norte de México, donde se necesita.
Lo que sucedió es que, cuando Kissinger se entremetió en algo allá en su momento, en un momento en que yo estaba colaborando con nuestros amigos en México, el Presidente de México era mi amigo personal, y estábamos trabajando juntos para construir algo en México. Teníamos un plan para 10 grandes plantas nucleares en México, ¡para ayudar a resolver el problema del agua! A fin de desarrollar zonas urbanas que no fuesen tan calientes que la gente no pudiera vivir ahí en el verano, ¡este tipo de proyectos! Y en eso estábamos involucrados. Era un esfuerzo de cooperación entre nosotros: Emocional y políticamente, vimos un interés común entre Estados Unidos y México, que es bastante obvio, dado que somos parientes cercanos, en un sentido.
Así que, por lo tanto, la idea es, cómo podemos ayudar a desarrollar la parte norte de México, que es la parte vulnerable en términos de recursos de agua. Y hacienda eso y poniendo algunas plantas nucleares ahí, como fuentes para bombear esto, y para cambiar el clima, podemos salir adelante y cambiarlo.
Pero luego, apareció Henry Kissinger que fue parte de este problema. Lo enviaron a México para sabotear lo que planeábamos hacer. E hizo su trabajo para sabotear lo que nos proponíamos hacer, pero el no fue el autor de eso; él fue solo el cómplice. Y eso fue lo que sucedió.
Ahora, lo que tenemos que hacer, como perspectiva, ahora, en México, es olvidarnos de esta Presidencia en particular. Tenemos que pensar en un cambio en la orientación general de Estados Unidos y de México, y en colaboración con Canadá. Porque los recursos hidráulicos de Canadá, y otras cosas de ese tipo, junto con lo que tenemos en Estados Unidos como potencial y lo que tenemos en el norte de México, si se combina esto como una empresa cooperativa entre las tres naciones, se puede resolver el problema. Lo que se necesita... Es decir, recuerden, los problemas de gobierno en México. Los problemas de gobierno en México provienen de fuera de México. La destrucción de la Presidencia de México, ¡vino desde fuera de México! Y todo el problema de las drogas, todo lo demás que lleva consigo, es resultado de la ¡gente que se entromete desde afuera de México! El problema de las drogas que tenemos en Estados Unidos, en la frontera sur de nuestro Estados Unidos, y los problemas de drogas que hay en México, ¡son un reflejo de este tipo de basura traicionera!
Yo estuve en medio de todo eso, yo fui parte de eso, yo estaba cooperando con el gobierno de México para tratar de llevar a cabo esto, y con otras naciones de Sudamérica también. Y ellos se entrometieron para deshacerse de mi. Pero lo que yo había defendido, lo que yo había iniciado, en lo que yo jugué un papel, en Sudamérica en general, como en este caso, eso fue lo que hicimos, lo que nos proponíamos; y estos otros tipos, dirigidos por la reina de Inglaterra ya en ese momento, hicieron un desbarajuste. Hicieron un lío de todo. Hicieron un lío de México.
Ahora bien, hay algunas personas en México que no son tan agradables, en el gobierno. Bueno, son producto de la monarquía británica. Y la monarquía británica, creo que se debería tomar un "receso" por un tiempo, y que se arreglen entre ellos, porque yo estoy seguro que hay mucha gente en las islas británicas, por ejemplo, que tienen mejores cosas que hacer que besarle la parte trasera a la monarquía británica.










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1999- Former Mexico President Jose Lopez Portillo(left) and Schiller Institute Founder and Chairwoman Helga Zepp LaRouche (right)






Otros artículos importantes
'Es necesario que la sabia palabra de Lyndon LaRouche se escuche en el mundo'

López Portillo y Helga Zepp–LaRouche durante su reunión en la
Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, el 1 de diciembre de 1998.
"Ojalá, doña Helga, que su marido pueda influir en el Gobierno de los Estados Unidos para que las proposiciones que usted tan brillantemente nos ha
expuesto puedan de algún modo realizarse".
Extractos del discurso pronunciado por el licenciado José López Portillo como cometarista de la conferencia magistral de Helga Zepp–LaRouche en la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, el 1 de diciembre de 1998.
. . . Yo felicito a doña Helga por estas palabras que me impresionaron, especialmente porque, primero, me encerraron en el Apocalipsis, pero después me tendió la escalera para que bajaramos a otra tierra de promisión. Muchas gracias, doña Helga.
Doña Helga, y en esto quiero felicitar a su esposo Lyndon LaRouche. . . Y ahora es necesario que la sabia palabra de Lyndon LaRouche se escuche en el mundo; y ahora es por la voz de su señora esposa, como hemos tenido el privilegio de escuchar.
Qué importante que nos ilustren respecto de lo que está pasando en el mundo, de lo que va a pasar, y de lo que se puede corregir. Qué importante que alguien dedique su tiempo, su generosidad y su entusiasmo a ese propósito.
De mi parte, yo cumplí un período de responsabilidad y puedo dar cuenta de alguna manera dramática de lo que le ocurre a las economías nacionales en un orden financiero internacional como, desde Bretton Woods, nos rige. [. . .]
Pero al mismo tiempo, por razones geopolíticas, tuvimos que insertarnos en el mundo internacional, en el entorno que nos envolvió, e ingresar de alguna manera en los organismos internacionales que regían el mundo.
Pero, ¿qué ocurrió cuando la Revolución Mexicana se enfrentó con esos organismos poderosos, expresión de países poderosos, que no tienen por qué tomar en cuenta la Revolución de un país en desarrollo, que vivió un siglo XIX tan desordenado y que tiene tantos conflictos sociales? Porque hay que recordar que México es un país de profundas desigualdades, como lo observó desde el siglo XVIII precisamente el barón Von Humboldt; este es un país de desigualdades, y como país de desigualdades, no podía dejarse ni a la libre competencia, ni al libre comercio, ni a los valores del liberalismo, ahora neoliberalismo.
En consecuencia, cuando íbamos a los organismos internacionales, éstos desdeñosamente no tomaban en cuenta ni nuestros problemas políticos, ni nuestros problemas sociales. Y a fuerza de ser rechazados los valores de nuestra Revolución nos fuimos acostumbrando a desdeñarla y hasta a olvidarla. [. . .]
Y así México ha olvidado su Revolución, y en consecuencia la economía nacional que queríamos de alguna manera implantar.
De esta manera he oído con especial interés, y hasta entusiasmo, que está ya pensándose, por quien puede hacerlo en este mundo, reformar los tratados del Bretton Woods en el sentido correcto en el que la economía mundial debe dirigirse para resolver los problemas humanos, del humanismo y no para propiciar, para beneficiar los valores del capital, olvidando o sacrificando los valores del trabajo.
Me recuerdo que, en los tiempos de mi responsabilidad, todas las recetas que nos daban los organismos internacionales tendían a deprimir la demanda, no a propiciar la producción. Deprimir la demanda: "Págales menos a tus obreros, a tus campesinos, sacrifica el empleo". Cuando en nuestro país, gobernar es crear empleos; cuando se trataba de establecer, por ejemplo, justicia regional (que también es una forma de desigualdad en México) las regiones distintas que necesitan de alguna manera también ser desarrolladas. Pero para eso se necesita, por ejemplo, subsidios, privilegios. Y nos amenazaban: "¡Cuidado, eso es propiciar el dumping!" Y nos inhibíamos, poco a poco. Así se perdió el espíritu de la Revolución Mexicana.
Estas palabras breves es la experiencia de nuestra economía nacional. De ahí la importancia que tiene de que alguien en el mundo esté pensando por todos y esté abriendo puertas. Ojalá, doña Helga, que su marido pueda influir en el Gobierno de los Estados Unidos para que las proposiciones que usted tan brillantemente nos ha expuesto puedan de algún modo realizarse, y con ellas que los pueblos puedan expresar su idiosincrasia en la cultura y en todos los aspectos en los que sea posible.
Muchas gracias.

Del período de preguntas

Después de su discurso, la primera pregunta que le hicieron a López Portillo fue qué sucedió después de 1982, luego de que instrumentó la Operación Juárez propuesta por LaRouche.
López Portillo: No fue nada específico, sino simplemente circunstancial: la cerrazón de los organismos internacionales que no nos dieron salida, y en consecuencia quedamos entrampados igual. Nosotros nos portamos mal con los organismos internacionales y fuimos sancionados, nos acusaron de populistas, etc. Otros gobiernos se han portado bien, y el resultado ha sido el mismo. Eso es lo dramático.
Si por todo, subimos la piedra a la punta del cerro y se nos cae cuando llega hasta arriba. Siempre el sistema, el entorno que tiene cerrazón en comprensión a los valores revolucionarios, como aludí hace un momento, y que tal vez el rechazo nos ha acostumbrado a eso y acabamos por olvidarlo, por acostumbrarnos, y ser desdeñados por acostumbrados a ser postergados. Y empezamos a portarnos bien y "¡sácatelas!" Ahí va otro golpe. Es simplemente el resultado de que el sistema internacional no está calculado para países como el nuestro. Es un ejemplo concreto de que una economía nacional específica no encaja dentro de ese orden financiero, y de ahí la necesidad de que éste se reforme. Por eso oigo con mucha alegría que ya empieza a haber voces que hablan de reformar eso que se me cerró.

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Documentación: Entrevista de EIR
Urge un Nuevo Bretton Woods

Lyndon y Helga LaRouche durante una visita a México en mayo de 1982, en la que Lyndon LaRouche se reunió con el presidente López Portillo, en lo más álgido de la batalla por la soberanía nacional y la sobrevivencia financiera.

José López Portillo le concedió una entrevista exclusiva a EIR el 17 de septiembre de 1998, en la Ciudad de México. A continuación publicamos extractos de la misma.
EIR: El 1 de octubre de 1982, en su último discurso como Presidente de México, ante la Organización de las Naciones Unidas usted afirmó que para enfrentar los problemas críticos del mundo, "o se acepta un nuevo orden económico mundial, o la civilización se hundirá en una nueva edad medieval sin la esperanza de un renacimiento". A 16 años de su afirmación, ¿cómo la evaluaría hoy?
López Portillo: Sigo sosteniéndolo. Para mí era evidente que ya habíamos pasado de la etapa de crisis o desgaste económico por "inflación simple", a la etapa de crisis estructural del sistema económico y financiero internacional. Esto se reconocía mundialmente como la "crisis contemporánea" o la "crisis del sistema capitalista".
La estabilidad económica y monetaria del sistema de Bretton Woods ya estaba en profundos desajustes. [. . .]
Contra esto empujaba fuertemente lo que califiqué como la nueva teología económica, ni tan nueva: libre cambio, libre comercio, libre competencia, apertura total de las economías nacionales a la "inversión extranjera". Esta es la doctrina del Fondo Monetario Internacional, quizá la última reliquia del viejo sistema de Bretton Woods, que se encargó de imponer las condiciones para la desaparición del sistema que lo había engendrado.
La imposición mundial de estos preceptos ha colocado a la humanidad en un salvaje "estado de naturaleza", en donde la fuerza es la razón de los poderosos, y la angustiosa convicción de los débiles tiene que vivir aceptando sus reglas.
EIR: Usted insistió en su gobierno que México crecería "a contrapelo de la recesión mundial".
López Portillo: Tenía plena conciencia como gobernante, y la tengo como mexicano, de que el país debía ser competitivo en el ámbito del desarrollo occidental. [. . .]
Esto significaba grandes proyectos para la economía nacional. Veinte nuevas ciudades, cuatro superpuertos industriales, el desarrollo de la petroquímica, entrar a la era de la energía nuclear. Por esto iniciamos la nucleoeléctrica de Laguna Verde y propuse a nivel internacional el Plan Mundial de Energía, para que así fluyera la transferencia de tecnología vital para el desarrollo de economías como la nuestra.
EIR: Recientemente usted suscribió el llamado a favor de la instauración de un nuevo sistema de Bretton Woods. Esta convocatoria, una iniciativa de la dirigente política Helga Zepp–LaRouche y de la doctora Natalia Vitrenko, parlamentaria de Ucrania, llama a que el presidente William Clinton encabece las acciones para la instauración de un nuevo y justo orden económico internacional. ¿Qué podría añadir a lo que la convocatoria expone?
López Portillo: Serían varias razones por las que me uno a ese llamado. Entre las primeras está lo ya expuesto: urge un nuevo orden económico mundial. [. . .]
Pero más que nada, estoy convencido de que la solución mundial a la crisis que vivimos tiene que venir de la asociación de países en desarrollo, como México, India, Egipto, Argentina, Brasil. El caso de China es indicativo de lo que puede y debe hacer un país en vías de desarrollo. Los países económicamente poderosos deben entender que ellos solos no pueden ordenar al mundo, como de hecho no han podido en este último cuarto de siglo.
Respecto a los Estados Unidos, como siempre lo he concebido, tienen un liderazgo que no ejercen, y este vacío lo llenan con algo, así sea desorden y anarquía. La convocatoria a un nuevo sistema de Bretton Woods por parte del Gobierno de William Clinton, conjuntamente con países como el nuestro, ayudaría a resolver muchos huecos que tiene la historia reciente.[FIGURE 71]
Por lo demás, a la economía mundial creo que no le vendría mal un reordenamiento. Tasas de cambio fijas entre monedas nacionales; convertibilidad controlada donde fuera necesario; control de cambios y control de capitales que prohíba la creación de mercados de especulación financiera; fomento de medidas proteccionistas en los reglamentos comerciales y arancelarios. Si se pudo después de la Segunda Guerra Mundial, con decisión, también se podría en la actualidad.
EIR: De los que conozco, usted es el único estadista que se identifica con Shakespeare para el análisis medular de nuestros tiempos. En los escritos de usted, en sus discursos, aparecen personajes como Hamlet, o como Shylock, el usurero de la obra El mercader de Venecia. ¿Por qué?
López Portillo: Es que no son personajes ficticios, son personajes reales. Hamlet es el reconocimiento de que existe una angustia histórica, una angustia universal.
Quien no se enfrenta al "ser o no ser" son espíritus monolíticos, nada saben de ser y sólo saben de hacer. Administradores de su propia resignación. Parece que este es el espíritu de los actuales gobernantes del mundo. Nadie quiere saber de una decisión como el de "estoy dispuesto a todo por la consecución de un fin noble".
Shylock es el usurero de El mercader de Venecia, en cuyas manos ha estado nuestro país desde 1982. Lo recuerdo muy bien. Con la caída del precio del petróleo y el aumento en las tasas de interés, habíamos quedado sólo con compromisos de pagos y sin recursos monetarios.
Y recurrimos a Shylock para venderle nuestra sangre petrolera, antes de que intentara cortar la carne y pudieramos pagarle lo debido. Y Shylock se comportó como Shylock. Propuestas humillantes, inaceptables intentos de chantaje como condición para que ellos, los acreedores, nos proveyeran recursos para pagarles los vencimientos, cuando de antemano, todos nuestros excedentes económicos ya estaban bajo resguardo en sus propias arcas.
También sé como se trata a Shylock. Cuando giré la terminante instrucción, en 1982, de que México se declararía en suspensión de pagos, los negociadores estadounidenses retiraron las condiciones inaceptables, no sin antes obtener algunas otras usureras ventajas.
EIR: Para finalizar, me gustaría pedirle algunas palabras sobre Lyndon H.LaRouche. Hubo muchas especulaciones sobre la relación de usted con él durante su presidencia, que me gustaría que comentara; y también, ¿cómo lo ve ahora como ex presidente?
López Portillo: Como presidente, guardé con el señor L.H. LaRouche una relación de respeto a su posición ideológica sólidamente independiente y tenaz, en gran parte por mí compartida, en gran parte por la adhesión que había logrado de un grupo de jóvenes mexicanos, a los que por igual respeto y admiro, que soportaron, incluso, acusaciones de pertenecer a la CIA, lo que resultó falso.
Como ex presidente, mi simpatía por su cautiverio y mis deseos porque se defina ya su situación procesal, que se agrava con una enfermedad de la que, espero, alivie.







Lyn and Ronald Reagan






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