miércoles, 26 de junio de 2013

El Plan NAWAPA-PLHINO-PLHIGON transformará a México




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El Plan NAWAPA-PLHINO-PLHIGON transformará a México



Lo que sigue a continuación son extractos del artículo "La irrigación del Gran Desierto Americano", escrito por Dennis Small, publicado en la edición del 10 de agosto de 2012 de Executive Intelligence Review.
El Plan Hidráulico del Golfo Norte, o PLHIGON, controlará el histórico problema de las inundaciones en la región del istmo mexicano, producirá cantidades significativas de energía hidroeléctrica y moverá grandes cantidades de agua dulce al noroeste a lo largo de la costa del Golfo de México, parte de lo cual necesitará entonces proyectos adicionales que bombearán el agua hasta la meseta del norte-centro de México, que forma parte del Gran Desierto Americano.
La cantidad total de caudal de agua desviada y retenida para su uso es enorme, y eclipsa a la del PLHINO (Plan Hidráulico del Noroeste) con un alcance de 7 km3 de agua retenida, de una escorrentía total de 9.5 km3. Los cuatro grandes ríos del sudeste (Grijalva-Usumacinta, Papaloapan, Coatzacoalcos y Tonalá, el primero, segundo, tercero y sexto más grande del país, respectivamente) tienen en conjunto cerca de 204 km3 de caudal, de los cuales sólo el 15%, o 30 km3, serán retirados para su uso en el PLHIGON. Esto es casi una quinta parte de la cantidad de agua que será transvasada a través de NAWAPA XXI (la Alianza Hidráulica y Energética de Norteamérica) que es de unos 165 km3 por año.
Según el detallado diseño para el PLHIGON elaborado por el respetado ingeniero mexicano Manuel Frías Alcaraz, se construirán seis grandes represas en el río Usumacinta y sus afluentes, algunas de los cuales incluirán proyectos binacionales con Guatemala. Éstas generarán cerca de 9.5 gigavatios de capacidad hidroeléctrica instalada, prácticamente duplicando la capacidad hidroeléctrica instalada actual de 11 GW en México, de un total nacional de 50 GW de todas las fuentes de energía. También será necesario aumentar las capacidades de las presas Malpaso y Peñitas existentes en el Grijalva.
Además de producir electricidad, estas presas serán utilizadas para controlar el caudal los ríos y evitar futuras inundaciones. Eso permitirá que las ricas tierras, en lo que ahora es una vasta planicie de inundación costera que se extiende a través de Tabasco y el colindante estado de Campeche, sean aprovechadas para la producción agrícola, tanto para cultivos como para pastizales. Frías estima que se pueden recuperar más de 1.5 millones de hectáreas de tierra, transformando así la región en la zona agrícola número uno del país. Como regla general, con 1 km3/año de agua se riegan unas 100,000 hectáreas de tierra. Eso significa que se necesitarán cerca de 15 km3 de los 204 km3 de caudal de los ríos mencionados, para los 1.5 millones de nuevas hectáreas de tierras agrícolas.
La energía nuclear: también una necesidad
En una segunda etapa, se transportarán unos 15 km3 adicionales de agua hacia la zona del noreste de México a lo largo de la costa del Golfo, con presas, canales y estaciones de bombeo construidas para ello. Existen dificultades técnicas en la transferencia de esas grandes cantidades de agua sobre el nudo neovolcánico del centro de México (o por debajo, si se hace con túneles), pero estos pueden resolverse con el aumento significativo de la producción de energía que vendrá a medida que México desarrolle plenamente su industria nuclear.
Cantidades importantes de electricidad se necesitarán también para bombear agua por encima de la Sierra Madre Oriental en la región del Gran Desierto Americano en el centro-norte de México, el epicentro de la sequía de hoy.
Cabe señalar que ni el PLHINO ni el PLHIGON por sí solos llevarían agua hasta esa zona. Tendrían que ser complementados con otros proyectos que traerían agua de las costas a las tierras altas centrales. Desde el lado occidental, no es muy viable en términos económicos físicos, pues es bastante alta, alcanzando alturas de 3,000 metros sobre el nivel del mar en la Sierra Madre Occidental. Pero en el lado del Golfo, es mucho más factible, dado que la Sierra Madre Oriental oscila entre 2,000 y 2,500 metros sobre el nivel del mar.
Un proyecto que sería especialmente importante para transportar agua en esa dirección, al menos hasta la ciudad de Monterrey (que es justo antes de cruzar la Sierra Madre Oriental hacia el altiplano), es una propuesta desarrollada por Frías, que ha denominado el sistema TzenValle. Se trata de desviar un tercio del agua del río de Pánuco (el quinto del país, en cuanto a caudal) y sus afluentes, desde donde se originan en la Sierra Madre Oriental en el estado de San Luis Potosí. Mediante una serie de presas, túneles y canales, situados a unos 250-300 metros sobre el nivel del mar, el agua sería llevada hacia el norte y luego bombeada hasta Monterrey, que está a 540 metros sobre el nivel del mar.
El sistema TzenValle llevaría unos 6.8 km3 adicionales de agua por año para esta zona árida.
Como indica la Figura 1, la rama oriental de NAWAPA conectaría con los afluentes del Río Bravo (Río Grande), que marca la frontera entre Estados Unidos y México en esa zona. Esto permitiría la transferencia de grandes cantidades de agua dulce —alrededor de 6.8 km3— hacia el árido centro-norte de México. Allí, en el Río Bravo, es donde NAWAPA se encuentra con el PLHIGON.
La rama occidental de NAWAPA suministraría agua a través de la frontera al río Yaqui en Sonora, que recibiría casi 12 km3 de agua al año. Este es el punto de encuentro entre NAWAPA y el PLHINO.
El tramo occidental de NAWAPA también proveería agua hacia el norte y centro de California y al Río Colorado, que a su vez, llevaría más de 5 km3 de agua al año al norte de Baja California, en México.
La Figura 1 presenta el impacto total de los proyectos de NAWAPA-Plus en la disponibilidad de agua en México. Para el país en su conjunto, habrá 68 km3 más de agua disponible. Puesto que México actualmente obtiene el 36% de sus extracciones totales de agua de acuíferos, y sobreexplota más de un 20% de ellos (es decir, retira más agua de la cantidad de recarga anual), será necesario utilizar unos 10 km3 del agua nueva disponible para recargar los acuíferos y detener su agotamiento. Eso haría que la nueva disponibilidad neta de agua fuese de unos 58 km3, un aumento de 75% sobre los 77 km3 de hoy.
Este aumento en la disponibilidad de agua permitirá a México irrigar unas 5 millones hectáreas de nuevas tierras, un aumento de 75% sobre sus actuales 6,5 millones de hectáreas de riego. De estas nuevas tierras de riego, 800,000 hectáreas estarán en Sinaloa y Sonora; 1.5 millones estarán en la llanura de inundación de Tabasco y Campeche; y unas 2.7 millones se abrirán en las partes altas del PLHIGON, incluyendo el altiplano central actualmente seco.





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